jueves, 1 de marzo de 2012

¿se te aparecio el diablo? (segunda parte)


“Se te aparece el diablo” cuando ves la prostitución de niñas y niños en las bodegas de la central de abasto de Iztapalapa. Niños y niñas que fueron vendidos o secuestrados. Golpeados, abusados por bestias gordas y asquerosas,  insaciables, con el dinero suficiente para pagar a los dueños del negocio que son servidores públicos con placas de judiciales, “Dueños del  lugar”.
“Se te aparece el diablo” cuando hombres de poder, ya sea con sotana, falda, corbata o botas, te mandan a matar para que no se descubra las incontables víctimas de pederastia y trata de personas de las cuales son responsables.
“Se les apareció el diablo” a las maestras que salieron corriendo  y dejando atrás a las inocentes víctimas del incendio de la guardería ABC.
“Se les apareció el diablo” a todas las víctimas de la guerra contra el narco y que ahora sus familias caminan por el infierno que es nuestra república mexicana.
 “Se les apareció el diablo” a los estudiantes asesinados el 2 de Octubre.
“Se les apareció el diablo” a los presos políticos desaparecidos durante el gobierno PRI. (Por cierto, el PRI arraso con las elecciones estatales…)
También “se les apareció el diablo” en forma de Coca-Cola  a nuestros indígenas de Chiapas; Porque este diablo apoyado por el gobierno, les quita el suministro de agua potable para mantener su empresa constante y sonante.
No hablo  del  chamuco que fue expulsado de la gran mansión de los cielos, desterrado a nuestro mundo (habiendo tantos mundos en distintos universos) por rezongarle al “padre”, creador de todo. Tampoco hablo de alucines de hongos, donde aparecen demonios de colores que te entierran.   Mucho menos hablo de fantasías del siglo pasado, donde el diablo se presenta ante ti, rojo, con barba negra, cuernos, una pata de cabra y calzón negro a concederte  cualquier deseo que quieras de su top 5 de pecados favoritos, y claro tú alma de garantía.
Cuando hablo del “diablo”, me refiero a ese que está escondido entre las luces brillantes del consumismo. Ese diablo que produce placeres efímeros de los cuales somos fans. Me refiero a ese diablo que sonríe cuando desvía la atención de nuestra mente, el que no permite ver con claridad hasta que ya estemos chingados. Me refiero a ese “diablo” que es el rostro de la ignorancia temeraria.
La primera vez que escuche del “Diablo”  fue cuando estudiaba la biblia en las reuniones de los Testigos de Jehová, escuche decir de cómo es amado, temido, invocado y representado en distintos medios. Las primeras imágenes que en verdad me impactaron, (9 años) fueron del libro “Apocalipsis”. Las ilustraciones de la “bestia” alimentando al poder con su aliento me produjeron inquietud e incertidumbre. 
Dime, ¿qué clase de diablo ves por dónde pasas?
¿Se te apareció el “Diablo”?
Por. Manuel Gante.

¿Se te apareció el diablo? (primera parte)


¿Se te apareció el diablo?
Una vez, un tío regresaba de Texcoco como a la 1 am por la Vía Tapo, al bajar el puente que pasa por encima de la estación del metro Deportivo Oceanía, en el cruce de la 508 y Loreto Favela, miro a una niña de 6 a 7 años que jugaba con una pelota haciéndola caer en un charco en la orilla de la banqueta… Se quedó mirando a la niña con atención mientras bajaba la velocidad.  Al pasar a un lado de la niña, ella levanta la vista y  sonríe;  lo espanto de tal manera que el tío pisa el acelerador  para alejarse de ella.  La niña ríe y corre a la misma velocidad del carro.  El tío con los huevos en la garganta, acelera a todo lo que da pasando los topes sin consideración, la niña sigue corriendo a su lado. Antes de llegar a la calle 510,  donde se encuentra la clínica 29 y el templo de los mormones, se da cuenta que la niña ya no está, pero él no deja de pisar el acelerador  y se pasa los altos hasta llegar  a la casa. Baja de la camioneta y entra despertando a todos. Él está muy espantado y los nervios lo hacen llorar. Con temor y coraje, platica lo que ocurrió, todos lo miran con incertidumbre y asombro, pero la marca de lodo que hay en la cajuela termina por abrirles  los ojos a los presentes.  Sí, la marca de un pelotazo quedo en el vidrio de la cajuela.  
Pero esta clase de “se te apareció el diablo” no es de la que quiero hablar. (A pesar que es extremadamente debatible.)
“Se me apareció el diablo” y no es como lo cuentan.
Tuve una novia que se le apareció el diablo mientras hacia su servicio social en “cartolandia” en el Barrio de Tepito. Iba acompañada de 15 compañeras y dos profesores. Al entrar a esa “ciudad” hecha de cartón y plástico, su asco era incontenible, el olor de orina y excremento se mezclaba con la humedad de la ropa tendida por los pasillos.
Preparan las vacunas con la intención de terminar pronto y salir de ahí  rápidamente.  Se internan por esa ciudad, tocan puertas y dan informes. Al llegar al fondo de un pasillo, mi ex-chica escucha gritos y llantos de niños; camina por donde se  oye con mayor intensidad.  Queda parada de frente a la puerta de donde escuchan gritos, llantos y suplicas.  El coraje y el miedo le congelan las piernas. Unas cuantas compañeras le alcanzan.
 Se abre la puerta de un solo golpe y sale corriendo un niño desnudo y tras él un viejo  sin playera con un cinturón en la mano. El niño cae después de ser golpeado por la espalda, el desgraciado este, lo golpea sin parar hasta que el niño deja de moverse. Mi ex- se tira hacia el niño y lo protege con su cuerpo. Sus amigas gritan pidiendo apoyo mientras forcejean con el señor que intenta golpearlas. Para cuando los profesores llegan, los vecinos ya están ayudando a las enfermeras, mi ex, revisa al niño que esta inconsciente y descubre que le sangra el ano. Grita con espanto y coraje mientras escurre sangre de su cara por causa de un golpe que le dio la bestia esa. “¡¡¡este niño ha sido violado!!!”  Las autoridades no tardan en llegar, arrestan a 5 personas que tenían secuestrados a 3 infantes.
“Se me apareció el diablo”  y no como en las películas.
“Se me apareció el diablo”, cuando vi a una niña de 15 años que vive en los ductos  subterráneos de Garibaldi, matando a su bebe de dos meses, pisando su cabeza, una y otra vez hasta deformarla. Ella ríe, llora, grita e inhala su pedazo de papel remojado de solvente mientras brinca enciima de su bebe.
 “Se te aparece el diablo” cuando un guey bien pasado, se baja del carro para matarte de un tiro en la cabeza por haber criticado la forma en que  maneja en una mentada de madre.